El 28 de junio de 2014, en la mezquita mayor de Mosul y durante la oración del viernes, Abu
Bakr al-Baghdadi, proclamaba el retorno del Califato, culminando un proceso de once años
desde que Abu Musab al-Zarqawi, creador del grupo, se estableciera en Irak en 2003 con el
objetivo de responder a las tropas americanas.
Estado Islámico cristalizaba así antiguos anhelos mostrados desde hace décadas por
prominentes ideólogos salafistas yihadistas como el actual líder de Al-Qaeda, Ayman Al-Zawahiri
quien en su obra “Caballeros bajo el estandarte del Profeta” ya había mencionado que era
necesario apropiarse de una porción de Oriente Medio para comenzar a reconstruir desde ella
el Califatoi.
En 2014, Estado Islámico, no solo controla una pequeña porción de terreno en una abrupta
región montañosa trasfronteriza de por ejemplo Afganistán, sino que controla un territorio
extenso en dos países, Irak y Siria, numerosas ciudades como Mosul, la segunda mayor ciudad
iraquí, y lo que es más reseñable, posee acceso a recursos económicos importantes como
plantas petrolíferas, el dinero saqueado de bancos como el de la propia Mosul o los impuestos
recaudados en las ciudades bajo su gobierno, todo ello unido a un amplio reclutamiento de
combatientes (zonales y extranjeros) o una extensa red de publicidad y social media.
Ello supuso un nuevo panorama en la pirámide de grupos terroristas, al tiempo que dejaba atrás
a su predecesor y hasta ese momento máximo exponente del terrorismo internacional para
occidente, Al-Qaedaii.
Al hablar de Estado Islámico es importante destacar la rápida aceleración del camino desde la
insurgencia hacia el control de territorio y estructuras de gobierno medianamente establesiii o
la transformación de grupo insurgente a actor transnacional relevante con capacidad de alterar
la distribución de poder en su propio sistema regional y exportar inseguridad a otros ámbitos
regionalesiv.
Tres años después de su derrota, Irak sigue siendo hoy un país frágil e inestablev. Las próximas
elecciones convocadas para el mes de junio y recientemente aplazadas hasta octubrevi podrían
ser una ocasión para restablecer la fe del pueblo iraquí, sin embargo, las protestas de los últimos
meses y atentados como el del pasado mes de enero en Bagdad que provocó la muerte de al
menos 32 personas y más de cien heridos, produce que las heridas de la población civil no
terminen de cicatrizar y al mismo tiempo que incite un nuevo auge de grupos terroristas como
Estado Islámico.
La situación en otras partes del mundo como por ejemplo el Sahel no es mucho mejor. Estado
Islámico en el Gran Sahara multiplica sus ataques y busca beneficiarse de las debilidades de
países como Niger, Mali o Burkina Fasovii.
Por todo ello entendemos que es interesante con la visión de 2021 retrotraernos hasta 2014 y
hacer hincapié en los errores cometidos por el estado iraquí, así como los aciertos que Estado
Islámico supo capitalizar en su expansión hasta la proclamación del califato.
¿Cómo consiguió pasar de la insurgencia al proto-estado? ¿Qué lecciones podemos extraer de
ello tras su derrota?
A nuestro juicio son cinco los puntos clave que propiciaron el rápido ascenso del
autodenominado Estado Islámico en Irak. OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE SEGURIDAD, CRIMEN ORGANIZADO Y TERRORISMO 3
Puntos Clave:
- Aprender de los errores y antecedentes fallidos. Propiciar cambios en
la estrategia militar y política.
Hasta 2014 ningún grupo terrorista había sido capaz de controlar un territorito y a una población
tan extensa. Son amplios los antecedentes fallidos a la hora de declarar un control territorial y
un gobierno. Entre los ejemplos nos encontraos con el caso de Al-Qaeda en la Península Arábiga
en Yemen o Al-Shabab en Somalia.
Uno de los errores principales cometidos es el no contar con el apoyo de la población. En junio
de 2010 Nasir al-Wuhaysi, el líder de AQPA, con un pequeño grupo de combatientes escribe a
Osama bin-Laden comunicándole que está preparado para conquistar Sana’a, este le replica
«queremos establecer la Sharia en Sana’a solo si somos capaces de preservarlo». Bin-Laden es
consciente de que se requiere el apoyo de la población y sigue avisando a AQAP «evitar matar a
nadie de las tribus […] debemos ganar el apoyo de las tribus que disfrutan de la fuerza e
influencia antes de la construcción de un estado musulmán […]» viii.
La constitución de lo que llegaría a ser Estado Islámico se remonta a 2003 cuando Abu Musab
al-Zarqawi establece una primera red clandestina en el denominado triángulo sunní, que consta
de las ciudades de Bagdad, Ramadi y Tikritix. El grupo pasaría por distintas fases entre esos años
y 2014, contando en algunos periodos con un apoyo muy escaso y al borde de la desaparición,
especialmente durante el periodo comprendido entre 2007 y 2010 con los denominados «Sons
of Iraq» o «Awakening» cuando las tribus y población sunní en general colaboró con el gobierno
y las tropas estadounidenses en la lucha contra la denominación de Estado Islámico en aquella
época, Al-Qaeda en Irak.
Cuando hablamos de conflictos civiles existen numerosas circunstancias que activan las
tensiones de la población: motivaciones relacionadas con problemas económicos, división
étnica, agravios políticos, o como señalan Collier y Hoefflerx
, el conflicto civil entendido como el
resultado de un cálculo de utilidades, “greed and grievances” o codicia y queja, una estructura
de oportunidades que es adecuada para la organización de la rebelión o la insurrección.
El colapso de la autoridad y el aumento de las suspicacias entre actores que interpretan el
reforzamiento de la seguridad son causas eminentes de los conflictos civiles, que acostumbran
a presentarse en comunidades donde las instituciones políticas son incapaces de refrenar a una
minoría predispuesta a la violencia tras el derrumbamiento de la autoridad central.
Estos problemas estaban presentes en Irak, pero también habían estado presentes en otros
conflictos anteriores sin lograr obtener un control territorial como el que se va a conseguir en
2014.
Un ejemplo de cambio en la estrategia militar es el que se produce entre diciembre de 2009 y
enero de 2010. Circulará entre los yihadistas el “Strategic Plan for Reinforcing the Political
Position of the ISI”, un documento que analizaba los errores cometidos anteriormente y
promulgaba un cambio en la estrategia de combate hasta la fecha. En dicho plan se
recomendaba no atacar a las tropas de EEUU, sino del ejército iraquí o la policía, al mismo
tiempo que se busca atacar a pequeñas unidades forzando a las tropas gubernamentales a
abandonar sus bases en las regiones donde son más débilesxi.
El diseño de la estrategia no es solo militar, sino que tiene una segunda fase política a través de
la cual canalizará el descontento sunní. Generando la transformación del control militar en
control político o de gobierno. - Descontento de una parte de la población y sectarismo.
En un conflicto el apoyo de la población es necesario, pues sin ella el control del territorio se
hace prácticamente imposible de mantener, o como mínimo es necesario en una primera
instancia hasta que pueda organizarse y desarrollar unas estructuras coercitivas que le permitan
obtener el control aun con la población en contra.
Como henos mencionado anteriormente, a la hora de iniciarse un conflicto de carácter civil
tenemos que atender a las circunstancias que pueden haber provocado el desencanto de parte
de la población, como son el odio étnico y/o religioso entre grupos, el nivel de represión política,
la exclusión política de los grupos o la desigualdad económica del país, todos ellos los
encontramos en Irak en mayor o menor medida a partir de 2006.
A grandes rasgos Irak se puede dividir en tres zonas atendiendo a su población. Noreste kurdo,
sur chií y noroeste sunní. Cuando observamos el territorio en el cual Estado Islámico obtuvo
mayor expansión (provincias de Nínive, Ambar, Saladino) nos damos cuenta de que
corresponden a provincias de mayoría sunní, aunque en Irak la mayoría de la población (sobre
el 60%) sea chií. Ello nos hace intuir que alguna dinámica diferente tiene que existir en dichas
zonas, a diferencia de ciudades como Nasiriya, Diwaniya, Basora o Nayaf (mayoritariamente
chiís). Estos datos nos hacen pensar que Estado Islámico supo ahondar las diferencias y fisuras
existentes en las comunidades, acrecentarlas y aprovecharlas en su favor contando así con un
cierto apoyo o como mínimo una no oposición por parte de la población.
La llave a largo plazo para Estado Islámico fue también saber proporcionar niveles de satisfacción
de gobernanza a la población sunní que vivía bajo su control. Unos servicios que el gobierno
iraquí no supo proporcionar y que no tuvieron tanto que ver con servicios materiales sino como
con un sentimiento de protección y escucha ante el rechazo del gobierno central.
A dichos elementos debemos añadirles otros como el control de aéreas con petróleo, agua o
trigo que provocaron una balanza entre un gobierno por miedo y un gobierno logrando
sostenibilidad.
En la guerra de 2003, serán los sunnís quienes se opongan a la caída del régimen y fueron no
pocos los líderes sunnís que apoyaron la insurgencia y el boicot a EEUU. Sobre todo, tras el
desmantelamiento del estado en el cual la población sunní había estado mejor considerada.
A principios de 2012 se observan numerosos ataques suicidas contra ciudades chiíes como
Karbala, Nasiriya o Basora, con el objetivo de aumentar las diferencias sectarias.
En febrero de 2014 la situación de inseguridad se ha deteriorado y los asesinatos y secuestros
son comunesxii, lanzándose ataques continuados contra puestos de control de las Fuerzas de
Seguridad Iraquís y grupos chiíes.
Con estas acciones se consigue que las diferencias entre la población aumenten y la población
sunní, con miedo a las represalias y ante el abandono del gobierno central vea a Estado Islámico
como su protector, ya que, en circunstancias de profunda incertidumbre, las personas se
vuelven hacia el grupo, milicia o cualquier identidad que les ofrezca un mejor cambio por la
propia supervivenciaxiii.
También es destacable el papel que ejercen las tribus. A finales de 2013 y principios de 2014, Ali
Hatem al Suleiman; emir de la tribu Dulaim y líder del «Anbar Tribes Revolutionary Council»,
portavoz de las tribus sunnís en Irak y uno de los líderes que tuvieron los “Awkening”xiv llama a OBSERVATORIO INTERNACIONAL DE SEGURIDAD, CRIMEN ORGANIZADO Y TERRORISMO 5
las tribus a armarse y proteger a su comunidad hablando de «revolución tribal» contra Maliki y
su gobiernoxv.
El establecimiento de Estado Islámico de Irak es presentado como un estado para la población
sunní iraquí que ha visto mermada su influencia y capacidades en favor del ascenso de la
población chií tras la irrupción americana - Desmantelamiento del Estado.
Retrotrayéndonos a 2003, a partir de la irrupción estadounidense, nos encontramos con una
ruptura del monopolio de la violencia del estado iraquí que ha dado como resultado una
dispersión de la violencia del estado hacia una competencia de bloques de poderxvi. Con la caída
de Sadam Huseín se abrió un nuevo panorama y una nueva estructura de oportunidad como la
movilización sectaria o la violencia de la insurgencia, ambos consecuencia de un estado enfermo
o fallidoxvii, así como un estancamiento económico y un deterioro de las infraestructuras que no
hace otra cosa sino potenciar los agravios en el momento en que estos se produzcan.
Así pues, en un estado colapsado o al borde del colapso surgen oportunidades para los
insurrectos, como adquirir beneficios económicos y después tener la capacidad para organizarse
y mantener la rebeliónxviii.
Tras irrupción Estados Unidos se producen tres elementos que rompen el estado al mismo
tiempo que este debe crearse prácticamente desde la nada en una controvertida transición del
país. En primer lugar, nos encontramos con la desbazificacion del país, la exclusión masiva de
miembros del partido Baaz de Sadam Husein de las nuevas estructuras de poder y que eran
quienes hasta ese momento habían gobernado el país. En segundo lugar, con el
desmantelamiento de las fuerzas armadas que hasta ese momento estaban copadas por leales
a los anteriores. Reestructurar un ejército desde prácticamente cero no es tarea fácil. Y en último
lugar una configuración del esquema político definido en clave sectaria, con un descontento y
sentimiento de marginalización de la población sunníxix.
No debemos olvidar que cuando Maliki asume el poder en 2006 y al encontrarse con un estado
débil e ineficaz, lo que hace es intentar consolidar el aparato militar al mismo tiempo que
centraliza el poder en su figura, pues en ese momento Irak es una competición por el poder y
los recursos. Este control sobre los recursos, las fuerzas armadas iraquís o el monopolio de las
instituciones de estado se acelerarán a partir de este momento. Durante 2011 y en el posterior
clima de las «primaveras árabes» empiezan a surgir algunos movimientos protesta a través de
los cuales la población sunní demanda más representatividad.
Las redes de grupos como Al-Qaeda o Estado Islámico se desarrollan en países debido a la
cronicidad del estado fallido, el gobierno autocrático y los conflictos tribales. Estas redes
presentan una gran fuerza en áreas donde la autoridad central está enferma y fuertemente
resentida como sucedía en esos momentos en Irak.
Como hemos señalado anteriormente el mayor descontento se producirá en provincias de
Saladino, Nínive, Diyala, y ciudades como Mosul o Kirkuk realizándose numerosas protestas. A
través de ellas diferentes grupos empezarán a sacar provecho, provocando que la población
sunní empezara a mirar a la insurgencia y al terrorismoxx.
Como ejemplo en las elecciones de 2014 la población suní se queja de amaño en las provincias
mencionadas anteriormente donde son población mayoritaria y no sacan mayoríaxxi. - Alianzas entre grupos.
En su búsqueda del éxito, los grupos armados necesitan valerse de ciertas alianzas con otros
grupos. Normalmente la cooperación se da entre grupos con objetivos o ideologías similares, en
muchas ocasiones se enfrentan por el apoyo popular sobre todo cuando representan al mismo
grupo étnico o religioso, aunque también existen casos de cooperación sin tener dicha
similitudxxii, simplemente usando la máxima “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. A través
de estas alianzas los grupos terroristas consiguen dos objetivos: por un lado, facilitar la
transferencia de recursos y por el otro aumentar el impacto de los ataques. Ejemplos de ambos
casos los tenemos en este momento, pues nos encontramos con grupos de inspiración yihadista
salafista, pero también con grupos e insurgencia con una ideología totalmente diferente como
por ejemplo la que proviene del Partido Baaz.
Muchos líderes del Baaz pasaron a la insurgencia, entre los nombres clásicos destaca Ibrahim al Douri, fallecido en octubre de 2020. El denominado como rey de tréboles por las fuerzas
estadounidenses y que fuera número dos del gobierno de Sadam y a quien se le atribuye un
papel importante en la ejecución de las estrategias llevadas a cabo junto a Estado Islámico. El
desarrollo de las acciones estratégicas y militares hace pensar que sin lideres con grandes
conocimientos del país o de dichas capacidades estratégicas y funcionamiento y dirección de
redes más cercanas al ejército que a la insurgencia, la expansión de Estado Islámico habría sido
más difícil.
La cooperación en el caso de Estado Islámico no es nueva, pues ya desde la instalación del grupo
inicial en Irak en 2003 empezó colaborando con diferentes grupos en la zona del Kurdistán
iraquíxxiii.
Todo grupo terrorista necesita para sobrevivir aparte de la eficacia organizativa, la táctica y
estratégica fortalecidas a través de la movilización de combatientes, fondos y apoyoxxiv.
En esta búsqueda de apoyo de personal nos encontramos con que en julio de 2012 Abu Bakr al Bagdadi anuncia la campaña “Breaking Walls”xxv, una de las operaciones de mayor éxito en este
periodo. La campaña, focalizada en el ataque a ocho prisiones y desarrollada a lo largo de un
año, demuestra el crecimiento, sofisticación y organización del grupo a través de la presencia de
múltiples células y un plan establecido en varias fasesxxvi al mismo tiempo que conseguía obtener
combatientes dispuestos a unirse al grupo.
Tampoco hay que desdeñar las relaciones que hubieran podido producirse a través de la
estancia en Camp Bucca, donde prisioneros de distinta índole tratarían amistades y alianzas que
se verían desarrolladas tras la campaña anterior. - Estrategia de acercamiento a la población civil.
Hemos hablado anteriormente del descontento de la población y del sectarismo imperante, sin
embargo, eso no quiere decir que Estado Islámico tuviera el apoyo completo de la población, o
de una parte de ella. Debía ganárselo.
Podríamos haber mencionado la estrategia política en el punto primero, sin embargo, nos
parece lo suficientemente importante como para destacarla en un punto aparte.
Como señala Aaron Y. Zelinxxvii, la expansión de Estado Islámico siguió un patrón claramente
definido en su expansión y consolidación del territorio.
El control territorial se divide en dos etapas: pre-control o control parcial y control total del
territorio.
En la etapa primera el autor ha identificado cinco fases:
- Fase de Inteligencia: en ella se desarrollan y se ponen en marcha la activación de células
durmientes, tanto en ciudades como en la infiltración en otros grupos. Es necesario aprender
sobre el terreno local, identificar quienes son los actores más notables, así como los futuros
enemigos u opositores. Intentar comprar o captar a los líderes locales, para posteriormente
empiezar a operar militarmente en el área donde se busque ganar influencia. - Fase de Dawa: Se podría traducir con el proselitismo. Tras el pre-control de territorio se
empezarían a ejercer actividades cotidianas hacia la población, especialmente la joven. Hablar
del islam y la yihad. Esta fase se promocionaría en numerosos ámbitos como mercados o calles,
en las reuniones con clanes, tribus o notables. Supone un aumento de la narrativa de la causa. - Fase de Hisba: Tras el lanzamiento del mensaje en la fase anterior, se pasaría al control
ideológico, a la instauración del deber coránico y se empiezan a realizar prohibiciones como
música o alcohol, al mismo tiempo que se sometería a minorías no sunnís. - Fase de Gobierno: momento en el cual se regula a la población.
Por último, el establecimiento del control total: podemos señalar a grandes rasgos que en este
punto nos encontramos con la no existencia de disidencia y el evitar despertar a la población
contra el grupo gobernante. Es el momento en el cual se empieza a luchar con un ejecito más
de tipo convencional (esto solo se ha visto en Irak y Siria), en el cual se establece la Sharía, o en
la gestión de proyectos públicos de cara a facilitar la vida a la población, como carreteras,
escuelas, o servicios que no estaban siendo prestados y en los cuales la población observa que
pueden gobernar.
Conclusión.
Estado Islámico a partir de 2010, supo aprovechar una oportunidad para maximizar su poder a
través de la instrumentalización de varias circunstancias.
En primer lugar, aprender de varias circunstancias que no les habían permitido obtener control
territorial, tanto en conflictos y países anteriores, como en el mismo Irak desde 2003.
Las políticas de Nouri al-Maliki, sobre todo a partir de la retirada de las tropas estadounidenses
en 2011 no lograron crear una conciencia de unidad nacional en el pueblo iraquí, sino que
contrariamente fueron perjudiciales o como mínimo entendidas como agravios por una gran
parte de la población del país, en este caso la sunní. Dichas políticas exacerbaron las distancias
entre ambos grupos. Las protestas de la población suní ya eran muy numerosas en 2012. El
estado iraquí al borde del colapso no supo responder produciéndose a su vez una situación de
ingobernabilidad mayor y que dio pie a que Estado Islámico se declarara como único defensor
de la población sunní en Irak.
Estado Islámico potencializó el caos en el país, pero sobre todo el sectarismo existente entre
comunidades. Lo que le permitió ganar el apoyo de una población sin la cual no habría
conseguido su expansión.
La cooperación entre grupos y los cambios de estrategia tanto militar como política también
produjo resultados. Las alianzas y cooperación entre grupos insurgentes similares o el proceso
de «iraquización» de los mandos dirigentes de Estado Islámico a partir de la cooperación con
antiguos dirigentes del Partido Baaz, tiene su eco en la complejidad de los elementos de la
estrategia tanto militar, el caso de la campaña «Breaking Walls», como política que dieron paso
a la expansión y conquista de territorio.
Indudablemente los factores que jugaron en la expansión de Estado Islámico van más allá de los
aquí mencionados. La importancia de lo que se denominó “Primaveras Árabes” de 2001, el
conflicto sirio, el papel de estados colindantes como Turquía o Irán, así como países regionales
y potencias internacionales son elementos que influyeron y deben ser tenido en cuenta cuando
hablamos de lo que supuso Estado Islámico principalmente entre 2014 y 2017 en Irak.
Sin embargo, la elección de estas cinco claves nos parecen importantes puesto que emanan
directamente del suelo iraquí y pueden volver a repetirse tanto en Irak, donde no parece que el
conflicto haya cicatrizado, como en otros países, principalmente del Sahel como Mali, Niger o
Burkina Faso, donde las facciones tanto de Estado Islámico en el Gran Sahel u otras de la misma
índole, podrían explotar estas mismas claves en su beneficio, principalmente el sectarismo y la
estrategia de apoyo a parte de la población en zonas donde la actuación del estado es limitada
o prácticamente inexistente.
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